Jesús prometió a sus discípulos que algún día les hablaría directamente - sin usar parábolas.
En una parábola hay palabras, hay historias, hay el que habla y hay el que escucha. En la comunicación sin palabras ya no hay sentido ni dirección - sólo presencia.
Dios toca tu corazón, directamente, a través del silencio (El te susurra suavemente: tú eres mi hijo, tú y yo somos Uno…).
Y ya no existe comunicación, sólo experiencia y existencia,
en seguida solamente Comunión.